Mahé es la mayor de las islas y donde se encuentran la gran parte de los hoteles. Las comunicaciones de un extremo a otro hay que hacerlas por estrechas y retorcidas carreteras.
Pocos lugares en el mundo han logrado mantener tan intacta su naturaleza como este. Las playas son pequeñas, limpias y de aguas transparentes; el interior es abrupto y frondoso.
Aunque en Victoria vive un tercio de la población de todo el archipiélago, la capital sigue teniendo una aspecto provinciano, con un encanto colonial tranquilo y un ritmo cadencioso.
El coco de mar es sobre todo símbolo de Seychelles porque en su forma y en su procedencia refleja dos aspectos íntimamente ligados a estas islas: la sensualidad y la naturaleza.