Europa está plagada de castillos de todo tipo. Los hay casi en ruinas y otros en perfectas condiciones que están habitados o podrían estarlo. Hay castillos al borde del mar o sobre grandes ríos y lagos; otros se alzan en impresionantes llanuras o en vertiginosos riscos. Naturalmente ya han perdido el carácter defensivo que tuvieron, e incluso el residencial, pero lo que siempre conservan es su valor artístico, histórico y legendario.