En total, Projeto Biodiversidade registró durante el 2020 en la isla de Sal 35.016 nuevos nidos, mientras que, de los 125.827 nidos registrados en Boa Vista, Bios ha registrado 27.954 en la playa de João Barrosa. Esto supone casi cinco veces más que la cifra del año pasado y el doble del anterior récord registrado en 2018.
La temporada de anidación, que comenzó a principios de junio, ha sido muy atípica por la situación social y económica ocasionada por la COVID-19. Las asociaciones contaban con menos voluntarios internacionales, así como con más restricciones de movilidad para monitorizar los nidos, sin embargo, el resultado ha superado todas las expectativas.
En Boa Vista, Bios Cabo Verde, sólo en las playas de João Barrosa, en la Reserva Natural das Tartarugas, se han monitorizado 5.377 tortugas anidando, rescatado 79 hembras adultas perdidas en las playas y no se ha registrado ninguna tortuga cazada. El equipo de Bios.CV trasladó 1201 nidos para su protección logrando esta ONG la producción y liberación de 68.633 crías del vivero de incubación controlada,
En lo que respecta a la isla de Sal, es muy importante destacar que en 2020 Projeto Biodiversidade ha comenzado a patrullar con cámaras nocturnas y drones que, junto con las patrullas tradicionales, han cubierto 26,6 km de playa y rescatado a 99 tortugas. Por otro lado, se han contabilizado 357 tortugas muertas, la mayoría por cazadores furtivos, aún más activos por las dificultades económicas derivadas de la crisis de la COVID-19. Este año Projeto Biodiversidade protegió 2.888 nidos en 6 viveros monitorizados por la ONG, liberando 144.695 crías.
Se trata de unos resultados magníficos para la población de Caretta caretta de Cabo Verde, una de las 11 poblaciones de tortugas marinas más amenazadas del planeta, que junto a Florida, en Estados Unidos, son las colonias reproductoras más importantes, sumando entre ambas el 80% de la población mundial de la especie.
RIU Hotels, Bios.CV y Projeto Biodiversidade fortalecen en un año muy complicado una alianza que comenzó en 2011 y 2016 respectivamente, con el fin de proteger la vida salvaje de Cabo Verde, a través de planes de protección del medio ambiente y el ecosistema del archipiélago en Isla de Sal y Boa Vista.
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