En este recién estrenado 2021 mucho más si cabe tras el durísimo año anterior, marcado para siempre por la pandemia. ¿Dónde volver a recuperar la ilusión? En un lugar puro por naturaleza, un paraíso cercano, un oasis de paz y relajación mecido en las tranquilas aguas del Mediterráno. Un lugar... como Formentera.
Estas son las 10 pistas para disfrutar intensamente de esta isla balear:
1. La Savina, puerta de entrada. Ubicada al noroeste, es el único acceso a la isla, por vía marítima. Un punto de encuentro de pescadores y de toda la cultura salinera.
2. Faro de la Mola: amaneceres mágicos. Al este, es el lugar perfecto para ver salir el sol por el horizonte e inspiró a Julio Verne en una de sus novelas de aventuras, Héctor Servadac, como certifica un monolito dedicado al gran escritor francés. Además, en su interior acoge un museo.
3. Estany Pudent, ruta birding. Uno de los humedales con mayor valor biológico del Parc Natural, que desde 2020 acoge una ruta líneal de 4,3 kms para el avistamiento de pájaros. Con ocho paneles que informan sobre el valor natural del área y una pantalla de observación.
4. Can Marroig y Sa Pedrera. Finca que acoge el Centro de Interpretación del Parc Natural de Ses Salines y donde se pueden admirar elementos tradicionales de la actividad agrícola de la isla, canteras y vestigios arqueológicos... además de una zona rocosa de curiosas formas –Sa Pedrera– que en otros tiempos fue una cantera.
5. Sant Francesc, corazón y capital. Ubicada en el centro, es su principal población. En su bello conjunto histórico destaca la iglesia –a modo de fortaleza–, la animada plaza que la acoge, la capilla de Sa Tanca Vella, del siglo XIII... Y, muy cerca, los molinos de sa Miranda.
6. Es Caló, esencia de pescadores. En la zona norte, conserva inalterable su imagen de antiguo pueblo de pescadores, con sus fotogénicos varaderos de madera –declarados de interés cultural en 2002– y sus pequeñas calas, Ses Platgetes. Es punto de partida de una de las principales rutas verdes, la 25, por el histórico camino de Sa Pujada que conduce a La Mola.
7. Migjorn, el sur salvaje. El mayor arenal de la isla. 5 kms de playas paradisíacas divididas en varias calas por zonas rocosas... con un rincón muy especial: Es Caló des Morts, pequeño arenal entre rocas con casetas varadero, fiel reflejo del pasado marinero de la isla. En Migjorn también puede admirarse una de las más bellas torres de defensa y la única en que puede visitarse su interior: Pi des Català o torre de Migjorn, de tres plantas y construida en el siglo XVIII.
8. El Pilar de la Mola y su Mercado Artesano. Pueblo situado en la zona más elevada de la isla (aunque sean solo 192 metros de altitud) que destila pura bohemia, sobre todo su Mercado Artesano, abierto los miércoles y domingos tarde, de mayo a octubre. Allí puede encontrarse de todo: cestas, alpargatas, joyería, cerámica, cuero, bisutería, pinturas... amenizado con música en vivo. A destacar también su iglesia, del siglo XVIII.
9. Ses Illetes, el paraíso playero. Al norte de La Savina, siempre entre las playas top mundiales. 450 metros de arenal –divididos en dos por una pequeña zona rocosa– arropado por varios islotes que le otorgan su nombre y una zona dunar protegida, pues forma parte del Parc Natural de Ses Salines. Aguas tranquilas y poco profundas de color turquesa y fina arena blanca.
10. Cabo de Barbaria, románticas puestas de sol. Al suroeste de la isla, sus acantilados son el más majestuoso palco natural desde el que contemplar el espectáculo de ver cómo el sol se acuna cada atardecer en el Mediterráneo. Pero antes, un ritual: descender por un agujero hasta una cueva subterránea –la Cova Foradada– con impresionantes vistas. También destaca allí una de las torres de defensa, la torre des Garroveret. Barbaria es el lugar ideal para poner la guinda emocional a esta ilusionante escapada a Formentera.