Las iluminaciones navideñas invaden las calles y las plazas del centro histórico (clasificado como Patrimonio de la Humanidad por UNESCO desde el 2005), mientras las mesas de las casas y de los grandes hoteles se llenan de platos occidentales, algunos de los cuales solo se pueden degustar en esta época.
Y si antes esta fiesta era celebrada exclusivamente por los portugueses y por los ciudadanos macaenses como un discreto acto religioso, en sus casas o en las iglesias, desde los años 80, con la globalización, esta festividad empezó a hacerse visible en las calles de Macao y a ser vivida con entusiasmo también por la comunidad china, no tanto por su aspecto religioso, pero por su lado más consumista.
La tradición occidental llegó a Macao con los marineros portugueses, que se han establecido en la región a mitad del siglo XVI. Con ellos llegaba la fe cristiana, transmitida por los misioneros portugueses y españoles, que eran una presencia asidua en estas expediciones a Oriente. Y con esas costumbres cristianas se implantaron también las tradiciones navideñas.
Tradiciones que son muy visibles en diversos espacios públicos de la ciudad durante esta época, con coloridas luces, pesebres, figuras de Papa Noel, renos y trineos, nieve artificial, estrellas y regalos gigantes, envueltos en ostentosos lazos. Y hay también árboles de Navidad por todas partes, creando un ambiente de pura magia. La de la Plaza del Senado, por ejemplo, se decora con símbolos alusivos a la época, pero también con elementos asiáticos, dando una imagen multicultural a este espacio noble de Macao. Y es una experiencia única escuchar la Misa del Gallo en chino y portugués la noche del 24 de diciembre.
La opulencia de las decoraciones y los sonidos navideños invaden también los complejos hoteleros y resorts de Macao, a los que hay que sumar la componente gastronómica, con un menú internacional especialmente elaborado para esta época festiva. En estos lujosos establecimientos no pueden faltar los platos típicos portugueses y la variada gastronomía macaense, pero también algunas especialidades clásicas de la cultura anglo-sajona, como el pavo asado o el “Christmas Pudding”, servido con mantequilla al brandy.
Para finalizar, son imprescindibles tres dulces navideños tradicionales de Macao: el “alua” (un postre elaborado con coco rallado mezclado con mantequilla y azúcar morena, además de piñones y almendras), el “farte” (masa fina frita rellena de coco rallado, piñones, almendras, galletas molidas, clavo en polvo y mantequilla) o el “coscurão” (masa hecha de harina de trigo y huevos, que se fríe y luego se pasa por jarabe de azúcar, o una mezcla de azúcar y canela), que simbolizan el colchón, la almohada y la sábana del niño Jesús.
Además, las pastelerías se llenan del tradicional “bolo rei”, de "sonhos", "rabanadas" y “lampreias de ovos”, protagonistas en las mesas macaenses en Nochebuena y el 25 de diciembre, cuando las familias se reúnen para intercambiar los regalos. A similitud de lo que pasa en Portugal, las celebraciones se extienden hasta el Día de Reyes.
Por el medio tenemos la Nochevieja, donde las campanadas se cuentan 7 horas antes que en España. La despedida del año se celebra con diversos espectáculos al aire libre, especialmente junto a la Torre de Macao, de las Ruinas de San Pablo o en las islas de Taipa y Coloane. Pero mientras en las calles se realizan las celebraciones más populares, son cada vez más las familias que eligen los hoteles para disfrutar de una cena requintada y de sabor más occidental, con un animado programa de entretenimiento, listos para el conteo decreciente a la medianoche y los fuegos artificiales, una tradición centenaria en Macao, así como en toda China, que excepcionalmente no podrá ser vivida este año, a causa de la pandemia.
Bien se podría decir que estas fiestas con marcados trazos occidentales no son más que una preparación para la celebración más importante del calendario chino, la llegada del Año Nuevo Chino, que en 2021 tendrá inicio el día 12 de febrero.