Así, esta situación ha provocado que muchos monumentos y ciudades eminentemente turísticas se encuentren en cifras muy bajas de visitantes. Más allá del gran descenso en el flujo de viajeros, la inmensa mayoría de los puntos de interés turísticos se han visto obligados a reducir sus aforos para mantener el distanciamiento social entre sus visitantes, en algunos casos hasta en más de un 75%.
Los más optimistas siempre mencionan que dentro de cada crisis existe una gran oportunidad, y la mayor es, en esta ocasión, para todos los turistas amantes de la cultura ya que podrán visitar algunos de los lugares más demandados y habitualmente llenos de visitantes de una forma totalmente: tranquilos, sin prisas y sin aglomeraciones.
1. La Alhambra de Granada
La Alhambra, uno de los tres monumentos más visitados de España, contaba hasta ahora con un límite de 2.763.500 visitantes por año (es decir, unos 7.600 turistas por día) dada su condición de Patrimonio de la Humanidad.
Ahora mismo los límites establecen un máximo de 1.000 visitantes por día… ¡Y muchas veces ni siquiera se completa el aforo!
Esta caída en los visitantes permite a los visitantes poder vivir una experiencia única: ¿quién no ha soñado alguna vez poder disfrutar de las estancias de los Palacios Nazaríes sin tener que esquivar una ingente cantidad de palos selfies? Eso sí, es recomendable comprar con mucha antelación la entrada a la Alhambra ya que también está dividido en horarios para garantizar los aforos.
2. Venecia y sus canales
Venecia, llamada en muchas ocasiones “ciudad-museo”, es probablemente una de las ciudades en la que el turismo tiene un mayor impacto a todos los niveles.
Si algo han criticado en los últimos años los más exigentes de la Serenissima han sido las aglomeraciones de gente en las callejuelas y canales de un centro histórico único en el mundo, algo que no está ocurriendo este año y que permite a los visitantes de Venecia disfrutar de todo de una forma plena y sosegada.
3. Las Pirámides y los templos de Egipto
Para muchas personas visitar Egipto es uno de sus grandes sueños viajeros, y quedaba patente al ver las riadas de turistas admirando las Pirámides de Giza o los templos del Valle de los Reyes.
Lamentablemente, la tierra de los faraones también sufre las consecuencias de la situación epidemiológica mundial y, en estos meses, los visitantes se han reducido a cotas históricas.
No obstante, aquellos que se han atrevido (o han podido) a viajar a El Cairo, Lúxor o Asuán, se han encontrado con un auténtico regalo: el legado del Antiguo Egipto para ellos solos (o casi).
4. La Sagrada Familia de Barcelona
La basílica ideada por Antonio Gaudí inició su particular desescalada el pasado 4 de julio, cuando abrió sus puertas solo a profesionales de la salud, agentes de los cuerpos de seguridad de Barcelona y miembros de entidades sociales.
Más tarde, fueron los ciudadanos empadronados en Barcelona quienes pudieron visitar la Sagrada Familia , dejando a los turistas al margen hasta finales de julio, algo que ha permitido a muchos poder ver el templo por primera vez.
A día de hoy, la Sagrada Familia se puede visitar tan solo los fines de semana, con un horario y aforo reducido. De ahí el interés de visitarlo casi como si de una cita privada se tratara al reservar previamente.
5. La Fontana de Trevi en Roma
La fuente más visitada y fotografiada del planeta vive un momento único: apenas la rodean una decena de turistas frente a los cientos habituales.
Sí, algunos turistas continúan haciéndose fotos frente a esta obra de arte del Barroco y lanzando monedas a sus aguas, pero la Fontana de Trevi nunca ha estado tan vacía como lo está en estos meses (ni la propia Roma).
6. La Torre Eiffel de París
Tras casi cuatro meses de parón obligado, la torre más famosa del mundo reabrió sus puertas el pasado 25 de junio. Desde entonces, el monumento más visitado de Francia ha continuado llamando la atención de todo aquel que admiraba su inconfundible silueta al llegar al a capital francesa, pero han sido pocos los que se han animado a subir a lo alto de la Torre Eiffel .
Una vez en la parte más alta, la consabida distancia de seguridad permite a los visitantes vivir una experiencia única y casi VIP, gozando de la impresionante vista panorámica de París sin nadie que les moleste.
7. El Puente de Carlos en Praga
En cualquier época del año y prácticamente a cualquier hora (sí, incluso al amanecer), los más de 500 metros del Puente de Carlos se encuentran atestados de turistas en busca de una de las estampas más icónicas de Praga y su río Vltava.
Hacer una foto sin apenas turistas que se crucen es ahora posible, e incluso disfrutar con calma de sus treinta esculturas esas que han puesto en uno de los destinos más famosos a la capital de la República Checa.
Su reloj astronómico nunca antes tuvo tan pocos ojos para ver su baile.
8. El Museo del Prado de Madrid
Ya, antes de las últimas restricciones establecidas el pasado 2 de octubre, Madrid era una ciudad que nada tenía que ver con la Madrid previa al coronavirus, al menos en cuanto a turismo se refiere.
La capital de España recibía millones de turistas cada año, y de ellos, un gran porcentaje buscaban visitar el Museo del Prado, una de las pinacotecas más importantes de todo el mundo.
A día de hoy, la falta de turistas y los límites de aforo del museo permiten a quien quiera disfrutar de obras maestras como El jardín de las delicias de El Bosco o Las Meninas de Velázquez de una visita guiada por el Museo del Prado prácticamente privada, sin necesidad de tener que pagar precios desorbitados ni de esperar largas colas en el Paseo del Prado.
9. Las islas griegas más turísticas
Hablar de Mykonos o Santorini es hablar de calles, playas, restaurantes y bares llenos hasta la bandera, especialmente en los meses estivales (o incluso en otoño, dadas sus agradables temperaturas).
Las restricciones de movilidad internacional han permitido a estas islas griegas, y a muchas otras, regresar a la calma habitual en la que vivían antes de ponerse de moda por sus muchísimos atractivos. Un atardecer tranquilo, único e inolvidable vuelve a ser posible en Mykonos.
10. Las termas de Budapest
Budapest es una ciudad termal y, por tanto, una de sus principales atracciones turísticas son sus relajantes spas, como el Balneario Széchenyi o el Balneario Géllert.
Pero no era tan sencillo conseguir el relax cuando se compartía piscina con decenas de turistas.
Quienes se han animado a visitar la capital húngara en esta nueva normalidad se han encontrado con la oportunidad única de relajarse en una placentera y casi total soledad.