Castillo de Santa Bárbara: Perchado sobre el monte Benacantil, este castillo medieval ofrece vistas panorámicas impresionantes de la bahía de Alicante. Su origen se remonta al siglo IX, y hoy en día, además de su valor histórico, es un lugar para disfrutar de exposiciones y eventos culturales.
Barrio de Santa Cruz: Con sus callejuelas empinadas, casas blancas y flores colgantes, este barrio es un viaje al pasado de Alicante. Aquí se encuentra la Ermita de Santa Cruz, y es un lugar ideal para pasear y disfrutar de la arquitectura tradicional.
Explanada de España: Este paseo marítimo es uno de los más emblemáticos de Alicante, conocido por su mosaico de teselas que simulan las olas del mar. Es un lugar perfecto para disfrutar del ambiente local y de la brisa marina.
Playa del Postiguet: Situada a los pies del Castillo de Santa Bárbara, es una de las playas urbanas más populares de Alicante, conocida por su arena dorada y aguas cristalinas. Es accesible y cuenta con áreas lúdicas para todos.
Isla de Tabarca: La única isla habitada de la Comunidad Valenciana, Tabarca es un paraíso para los amantes de la naturaleza y el buceo. Declarada Reserva Marina, ofrece playas tranquilas y una rica biodiversidad submarina.
Parques Naturales: La provincia de Alicante alberga varios parques naturales, como el de las Lagunas de Torrevieja y La Mata, conocido por sus aguas rosadas y su importancia para la avifauna, o el Parque Natural del Montgó en Dénia, ideal para senderismo y vistas impresionantes.
Museos: El MARQ (Museo Arqueológico de Alicante) es uno de los más destacados, ofreciendo una mirada al pasado de la región a través de exposiciones interactivas. El MACA (Museo de Arte Contemporáneo de Alicante) es otro punto de interés para los amantes del arte.
Gastronomía: Alicante es famosa por sus arroces, con platos como el "arroz a banda" o "arroz negro". La gamba roja de Dénia es otro manjar que no puedes dejar de probar. El Mercado Central de Alicante es el lugar perfecto para sumergirse en la cultura culinaria local.
Guadalest: Con su castillo medieval y el embalse que le rodea, ofrece un paisaje de postal y un ambiente tranquilo que contrasta con el bullicio de la ciudad.
Altea: Conocida por su iglesia con cúpula azul y sus estrechas calles blancas, es un pueblo costero que atrae a artistas y visitantes en busca de paz y belleza.
Villajoyosa: Famosa por sus casas de colores vivos y por ser la cuna del chocolate Valor, combina tradición y modernidad junto a su playa.
Alicante no es solo una ciudad de sol y playa; es un tapiz tejido con hilos de historia, cultura y naturaleza. Desde sus monumentos históricos hasta sus encantadores pueblos del interior, ofrece una experiencia turística completa que invita a regresar una y otra vez. Ya sea para disfrutar de su clima envidiable, su gastronomía, o simplemente para explorar sus rincones escondidos, Alicante tiene algo especial para cada viajero.