Tiene una rica historia y cultura, con destacados monumentos como son:
Córdoba posee un casco histórico monumental declarado Patrimonio Mundial y repleto de callecitas en las que uno querría quedarse, patios llenos de flores, agradables plazas y animadas tabernas en las que disfrutar de un buen espectáculo flamenco o degustar la gastronomía típica.
La primavera es su momento estelar, cuando la fragancia de flores como el azahar y el jazmín acompañan siempre, sobre todo en un mes de mayo rebosante de fiestas tradicionales en Córdoba.
El encanto de la ciudad va más allá de su monumentalidad. Un paseo te descubrirá un entramado de calles estrechas (no dejes de pasar por el callejón de la Luna y la calleja de las Flores), plazas, fuentes y patios decorados con flores. De hecho, las grandes fiestas de Córdoba giran en torno a estos espacios. El Festival de los Patios declarado Patrimonio Mundial y las Cruces de Mayo, la Batalla de Flores y el concurso de Rejas y Balcones. En ese momento, la ciudad se llena de flores, hay espectáculos flamencos al aire libre y ambiente festivo en la calle.
Ir de tapas, saborear los platos típicos de la gastronomía popular, descubrir el arte ecuestre, disfrutar un espectáculo flamenco en un tablao o relajarte en un baño árabe son experiencias especiales en Córdoba.
Las zonas más conocidas para ir de tapas son el casco viejo y los barrios de San Lorenzo, San Andrés y Santa Marina. Donde probar especialidades cordobesas como el salmorejo (sopa fría a base de tomate), el flamenquín (rollo de lomo de cerdo empanado), las berenjenas con miel, la mazamorra (sopa fría de almendras), el jamón ibérico de Los Pedroches, el queso de Zuheros y el vino de Montilla-Moriles.
El arte ecuestre y la cultura del caballo andaluz la puedes disfrutar durante todo el año con espectáculos en las Caballerizas Reales.
Por último, puedes relajarte en un moderno hamman en los baños árabes que encontrarás por la zona de la Judería.