En La Gomera se esconde uno de los rincones más bonitos de España. Hablamos de Agulo, situado al norte de la isla, a poco más de media hora en coche de la capital.
Bautizado como "el bombón de La Gomera", nos encontramos ante un pueblo muy cuidado, con sus calles empedradas y casitas con cierto aire de cuento. Impresionan sus vistas al océano Atlántico como si de un inmenso mirador se tratase y, a lo lejos, el Teide y, en definitiva, Tenerife de fondo, para hacer más espectacular si cabe su panorámica.
Entre sus callejuelas se esconde la Iglesia de San Marcos Evangelista, de ese estilo neogótico tan habitual en el archipiélago, cuya parroquia data de comienzos del siglo XX pese a que su ermita, a la cual sustituyó, está fechada en 1607.
Sin duda, otra de las paradas que debemos hacer es la Casa José Aguiar, la que fuera residencia natal del pintor muralista gomero, cuya vivienda es hoy un museo con varias de sus obras así como una exposición propia de la isla y sus costumbres.
Curioso de ver los restos del Pescante de Agulo, la base de un puente colgante de madera que durante la primera mitad del siglo XX permitió a los habitantes llegar hasta los barcos que atracaban en la costa.
Por otro lado, no nos podemos olvidar del Mirador de Abrante, una pasarela de cristal de más de 600 metros de altura en el que tendrás a tus pies el propio pueblo, el Atlántico y, por qué no decirlo, la vista más espectacular del Teide de fondo. Además, su restaurante es muy valorado por los visitantes.
Otros puntos a destacar son: el centro de visitantes del Parque Nacional del Garajonay, la Casa de la Memoria, la playa de San Marcos, la Presa de las Rosas o la pequeña pero curiosa Ermita de San Marcos.