A su paso por Lisboa, el río Tejo se está convirtiendo en los últimos años en uno de los principales atractivos turísticos de la región portuguesa, ofreciendo a los viajeros una gran variedad de actividades que se pueden practicar en cualquier época del año.
Entre las últimas novedades en torno al río, se encuentra la rehabilitación el pasado año de la estación Sul Sueste, un ejemplo extraordinario de arquitectura modernista en el país, declarado Monumento de Interés Público. Vuelve a ser el punto central de la actividad marítima del Tejo, desde donde zarpan barcos para hacer recorridos turísticos por el mismo. Asimismo, alberga el Centro Tejo, de entrada gratuita, que muestra a través de diferentes presentaciones multimedia el efecto de las mareas en el Estuario, su vida silvestre, hologramas de personas relacionadas con el río, etc.
En 2021 también tuvo lugar, tras una intensa labor de restauración, la apertura de Doca da Marinha, un gran espacio abierto que ofrece excelentes vistas de la ciudad y del río e incluye carril bici, terrazas, quioscos, áreas de ocio, un lugar para eventos culturales y pontones desde los que salen embarcaciones tradicionales para ofrecer viajes únicos por el Tejo.
Para vivir al máximo la experiencia en el río, la gran recomendación es visitar la Reserva Natural do Estuário do Tejo, el estuario más grande de la Península Ibérica y la mayor zona húmeda de Portugal. Una de las actividades más increíbles que se pueden practicar en ella es la observación de aves acuáticas, ya que acoge a más de 120.000, donde los miles de flamencos rosados brindan un espectáculo natural único a partir de octubre. Los amantes del turismo activo también disfrutarán descubriendo este importante ecosistema a través de rutas en bicicleta, en coche o surcando las aguas en barco.
También es posible admirar las bellezas del río Tejo desde las alturas, un punto de vista que hará que los viajeros tengan una idea más aproximada de su inmensidad. El teleférico del Parque das Nações, inaugurado con motivo de la Expo de 1998, es una de las mejores opciones para hacerlo. La instalación está dotada de 40 cabinas que hacen un viaje por el estuario de 1.230 metros, a poca distancia de su orilla derecha, con una altura de 30 metros. Y los más atrevidos podrán dar un paseo en helicóptero, aprovechando para observar unas vistas increíbles de la capital.