Su popularidad está creciendo cada vez más, sobre todo entre los más jóvenes, y destaca por ser las mujeres quienes regalan chocolate a aquellos con los que tienen una relación afectiva, ya sea de pareja o familiar, o simplemente como compañeros de trabajo o conocidos.
Las protagonistas de este regalo tan especial tienen la posibilidad de obsequiar con este dulce en diferentes tamaños, precios y formas a todo aquel con el que guarde una relación, siendo estos factores los que determinen el cariño que se le tenga al afortunado. Por ejemplo, si la mujer dedica su tiempo en realizar un postre de chocolate casero significará un cariño mayor a otro que se haya comprado en una tienda o de si se trata de una caja de bombones.
Existen cinco tipos diferentes de chocolate que se denominan cada uno de una forma en función de quién sea el remitente. Aquel de mayor valor sentimental se denomina Honmeichoco, ya que se realiza con mucho cariño en casa para la persona amada. Otros importantes son Tomochoko, chocolate que se regala a los amigos del círculo más próximo y Famichoko, especial para los familiares. Con el denominado Sewachoco se agradece a los compañeros de trabajo, jefes o profesores cualquier detalle que hayan tenido en algún momento, y por último, el Girichoko, es un tipo de chocolate relativamente barato que las mujeres japonesas dan el Día de San Valentín a los hombres que conocen pero con los que no tienen una relación afectiva.
Dado que en estas fechas es solo la mujer quien regala, un mes después, el día 14 de marzo llega el White Day, donde son ahora las mujeres quienes recibirán regalos. Una característica especial es que, como su nombre indica, todos los regalos deben ser de color blanco y, además, deben superar el valor económico de lo que ella se gastó en el “dulce” detalle de chocolate.
Su gran popularidad e importancia, sobre todo entre los jóvenes, nace en 1936 con un anuncio publicitario que se dirigió a los extranjeros enamorados que quisieran celebrarlo en la capital nipona, lo que acabó contagiando el espíritu de todos sus habitantes y sobre todo, su paladar.
Además de saborear los mejores postres de chocolate e integrarse en la cultura tokiota, Turismo de Tokio propone planes variados para todos los gustos en este día tan especial.
Siempre que la situación lo permita y cumpliendo las medidas de seguridad y sanitarias necesarias, las parejas podrán disfrutar del vibrante “encanto” del cruce de Shibuya, una de las postales de la ciudad; relajarse en baños termales (onsen), fuentes termales naturales con beneficios para el equilibrio cuerpo – mente o pasear por Meguro-waga, un canal donde empaparse de la belleza y la cultura local o en barca por el foso Chiyoda, en los alrededores del Palacio Imperial: sin duda, una de las visitas más idílicas durante la estancia en Tokio.