Tanto es así que en otros mercados, como el alemán, organizan desde hace años escapadas específicas para disfrutar de este espectáculo único en el que, además de gozar la vista, lo hace el olfato, gracias al maravilloso aroma que se genera con esta abrupta floración.
Esta es una estampa que, a pesar de haber sido recreada en cuadros, novelas y fotografías, no es conocida por el turismo nacional, lo que le otorga un halo de misterio al no ser una atracción de masas y que puede ser disfrutada por unos pocos, algo que resulta del todo atractivo en los tiempos de pandemia que vivimos, sobre todo porque se puede disfrutar también al aire libre.
El fenómeno se extiende a todas las Islas Baleares, donde ya en primavera las autoridades locales cifran en más de tres millones los almendros en flor.
La conocida como 'nieve mallorquina' se puede disfrutar, sobre todo, en los monasterios que se encuentran en las cimas montañosas, como los de San Salvador, Bonany y Randa.