Las rutas más habituales comienzan el recorrido en Dambulla, un importante centro cultural que destaca no sólo por las fantásticas Cuevas del Templo de Oro de Dambulla, también por su proximidad a los grandes núcleos culturales.
Merece la pena pasar al menos 2 ó 3 noches en esta zona, desde donde se puede llegar en no más de una hora a las ruinas de los antiguos reinos de Anuradhapura o Polonnaruwa.
Aún más próximo, se encuentra el Parque Nacional de Minneriya donde se pueden realizar safaris en jeep y visitar uno de los platos fuertes de este viaje: la Fortaleza del León construida sobre la Roca de Sigiriya.
Desde Kandy, hacia el sur nos adentramos en el paisaje de colinas y amplias plantaciones de té que han conferido a este región Nuwara Eliya con el sobrenombre de 'la pequeña Inglaterra'. No sólo por el paisaje, también sentiremos cómo el clima se refresca.
En este punto del viaje, uno se relaja inspirado por los paisajes y dedica los días a admirar la vida rural de las características recolectoras de té, degustar las variedades del mítico té de Ceylán, pasear entre cascadas e incluso realizar algún que otro trekking en la zona de Little Adams Peak o el Parque de Horton Plains.
En la esquina sureste se encuentra el Parque Nacional de Yala, hogar de numerosos elefantes y la población de leopardos más amplia del país. Siguiendo la línea costera hacia la costa Oeste, aparecen en el camino algunas de las playas más bonitas como Tangalle, Mirissa, Unawatuna o Bentota.
Aunque uno de los enclaves más sorprendentes de esta región es Galle, la pequeña ciudad colonial que guarda en su fuerte años de herencia holandesa, portuguesa y británica. Su especial arquitectura y el carácter bohemio que se respira en el ambiente, le ha convertido en uno de los lugares más visitados de toda la isla.