Tras el rodaje de largometrajes que batieron récords en taquilla, como Star Wars, es posible encontrar en Túnez numerosos lugares que acogieron durante meses a profesionales del séptimo arte.
El desierto del Sahara ha sido el escenario principal de varias películas y se puede reconocer en varios episodios de la saga de George Lucas: Una nueva esperanza (IV), La amenaza fantasma (I), El Ataque de los clones (II) yLa venganza de los Sith (III).
La aldea de Tataouine inspiró y dio origen a Tatooine, el planeta ficticio de Anakin Skywalker. El rodaje de la saga continuó por el sur de Túnez, en el espectacular cañón de Sidi Bouhlel, conocido como el “Cañón de Star Wars”, donde R2D2 es capturado por los jawas; y el lago salado de Chott el Djerid, donde se ubicó la granja de los Lars. También la isla de Djerba albergó varios decorados: allí se situó la vivienda de Obi Wan Kenobi, el Muelle de embarque 94 y la cantina del puerto espacial de Mos Eisley, en la que Luke conoce a Han Solo, protagonizado por Harrison Ford.
Este actor volvió a pisar territorio tunecino cuando interpretó a Indiana Jones en la película En busca del Arca Perdida, dirigida por Steven Spielberg. Parece que George Lucas –en este caso trabajando como productor– se aficionó a los paisajes desoladores del desierto al volver a rodar en él. De hecho, recurrió al cañón Sidi Bouhlel, en Tozeur, para grabar algunas escenas.
En este mismo film también sirvió de localización Kairouan, al sur de la capital, que fue modificada en buena parte para recrear la ciudad de El Cairo. Entre otras alteraciones, retiraron entre 200 y 300 antenas de televisión de los tejados.
Los yacimientos arqueológicos conservados en Túnez también han tenido apariciones estelares en películas de Hollywood. Es el caso del anfiteatro romano de El Djem, el más grande de África y uno de los mejores conservados del mundo. Allí se recreó el Coliseo de Roma para rodar las cruentas batallas de Gladiator.
Otro título de gran reconocimiento internacional filmado en el país es El Paciente Inglés. Su director, Anthony Minghella, buscó localizaciones idóneas para la película en Egipto y Marruecos, pero finalmente las encontró en Túnez.
Las escenas de desierto fueron grabadas en el Cañón de Mides, en Tozeur, territorio de arenas ocres y rosadas. Allí se rodó una de sus míticas escenas, en la que el protagonista lleva en brazos a su querida Katharine Clifton. La impresionante cascada principal de Chebika también se puede observar durante el film, así como las calles de la parte vieja del municipio de Nefta.
Asimismo, las tierras ocres de Tozeur aparecen en Oro Negro, rodada en el desierto de Oung el Djemel. Esta película tiene por protagonista al actor español Antonio Banderas y reflexiona sobre el poder y la ambición de la industria petrolera.
Por último, el fuerte almorávide de Monastir, en la costa sur del país, fue plató de escenas que reproducen los muros de la ciudad de Jerusalén en las películas Jesús de Nazaret y La vida de Brian, de los Monty Python.