El barrio antiguo del muelle de Bryggen recuerda la importancia que tuvo la ciudad de Bergen en el imperio comercial de la Liga Hanseática, desde el siglo XIV hasta mediados del siglo XVI, fue tomada por los alemanes. Al estar junto al mar se transportaba el pescado del puerto a las casas, así los comerciantes alemanes controlaban todo el pescado del norte que se instaló en las zonas más estratégicas de Europa como Bergen.
Las típicas casas de madera de colores, torcidas de este barrio fueron pasto de las llamas en numerosas ocasiones. Bryggen fue reconstruido después del gran incendio del 1702. el último incendio se remonta al año 1955. Las reconstrucciones sucesivas se efectuaron sobre la base de los modelos primigenios y con arreglo a métodos tradicionales, habiéndose preservado así la configuración esencial del sitio, que es una reliquia de las antiguas estructuras urbanas en madera muy generalizadas antaño en el norte de Europa. De hecho, esta es la única comunidad hanseática de todas las que había repartidas por el Mar del Norte y el mar Báltico que ha sobrevivido en el tiempo.
Hoy en día, subsisten 62 inmuebles de este conjunto urbano. El paso del tiempo ha ido torciendo las casas, sus maderas han ido cediendo. Está incluido en la Lista de patrimonio mundial de la UNESCO.
Los hanseáticos ocuparon Bryggen durante 400 años. En las casas de colores lavaban el pescado, lo salaban y lo almacenaban para posteriormente exportarlo a todo el mundo. Su organización era muy estricta cada casa contaba con su escudo y lema que le identificaba. Algunas de las que todavía se conservan hoy en día son El Unicornio, El Venado o El Campesino. Si os fijáis mucho, en la fachada de algunas de ellas aún está la escultura que le da el nombre.
Los alemanes también vivían en ellas aunque, para evitar los incendios, su vida era bastante austera: estaba prohibido encender la calefacción y la luz. Las cocinas estaban al final de los caseríos, en una casa a parte y era compartida por varias compañías. Sólo en invierno se cocinaba y podían disfrutar de la comida caliente, el resto del año tenían que conformarse con alimentos fríos.
En la época de máximo esplendor, en Bryggen llegó a haber hasta 320 compañías alemanas que se dedicaban a la explotación del salmón y del bacalao seco. Además, aunque hoy en día por su tamaño nos parezca imposible, entorno al año 1600 allí vivían de 7.000 a 10.000 alemanes. Por su lugar estratégico, los hanseáticos hicieron de Bergen la capital del salmón y bacalao seco y lo convirtieron en el mayor exportador al mundo.
Para más información podéis visitar las web de Visit Norway o Visit Bergen.