El Renacimiento es, sin duda, el periodo más próspero de la historia de Bruselas. Carlos V gobernaba gran parte de Europa, un imperio sobre el que se dice que "nunca se pone el sol". La figura más influyente de la política europea eligió Bruselas como residencia principal. ¿El resultado? Una efervescencia en todos los ámbitos: diplomático, cultural, artístico, etc. Y los primeros pasos hacia la construcción de una cierta Europa... que verá cómo Bruselas se convierte en la capital de 500 millones de europeos.
A través de una serie de eventos, exposiciones, visitas guiadas, conferencias y actividades que se celebran en lugares emblemáticos de la ciudad, el Brussels Renaissance Festival nos transporta a la ciudad de Bruselas donde estableció su residencia el soberano más poderoso de la Edad Moderna, y permite descubrir la riqueza arquitectónica así como los vestigios de la época renacentista.
¿Por qué Carlos V?
Para algunos, este emperador es un auténtico precursor de la unidad europea. Y no es ninguna exageración: combatió tres veces contra Francisco I, el rey de Francia. Sus relaciones con el rey de Inglaterra, Enrique VIII, no eran menos tormentosas. Y en su política alemana predominó su lucha contra los príncipes protestantes.
Sin embargo, esto no impidió que Francisco I, Enrique VIII y él fuesen los tres soberanos bajos cuyos reinados se trasladó a Europa de la Edad Media hacia la Edad Moderna. Y él fue sin duda el más poderoso de los tres. Fue Emperador del Sacro Imperio Romano y señor de los países borgoñones, del sur de Italia y de los distintos estados españoles. Sus colonias le permitieron «reinar en un imperio en el que nunca se pone el sol».
¿Por qué Bruselas?
Carlos V reinó durante más de cuarenta años, entre 1515 y 1555. Si valoramos la importancia de las distintas ciudades en su vida en función de la cantidad de noches que pasó en ellas, Bruselas es sin lugar a dudas la vencedora, con entre un 16 y un 17 % de sus estancias. Valladolid, en Castilla la Vieja, y Augsburgo, en el Sacro Imperio Germánico, le siguen con poco más y poco menos del 6,5 % de las noches respectivamente. Por ello, no cabe duda de que la principal residencia de Carlos V en la parte oriental de su imperio fue Bruselas. A pesar de sus largas estancias en la parte occidental, ninguna ciudad española puede hacerle sombra. La unificación política solo estaba dando sus primeros pasos. Este recorrido sobre los pasos de Carlos V por Bruselas comienza en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, situada a 250 metros de la estación central y a 400 metros de la Plaza Mayor.
Palacio de Coudenberg: Epicentro del turismo familiar
Este Palacio ofrece recorridos por el emplazamiento arqueológico y acoge el museo dedicado al Palacio de Carlos V en la Place Palais de Bruselas; y Ommegang, un desfile y fiesta popular reconocido como patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO, que tendrá lugar el 3 y 5 de julio y contará con 1.400 participacipantes entre músicos, cantantes y jinetes que recorrerán las calles de la ciudad.
El impresionante Palacio de Coudenberg dominaba antaño la ciudad de Bruselas. Carlos V y algunos de los soberanos más poderosos que ha conocido Europa vivieron en esta residencia principesca desde el siglo XII hasta el siglo XVIII, hasta que un terrible incendio la destruyó para siempre. Las ruinas de este palacio quedaron ocultas bajo tierra durante muchos años. En la actualidad, estos vestigios forman un encantador yacimiento arqueológico compuesto por una red de salas y pasadizos subterráneos. LLama la atención la importancia de los niños para este entorno con el Día de la Familia, que se celebra el 2 de junio que les transporta a la época del Renacimiento. Los niños pueden disfrazarse de época con disfraces como de caballero del Toisón de Oro o de dama de la corte, descubriendo antiguos secretos de belleza o disparando una ballesta o aprendiendo a manejar una espada.