Sus calles medievales, el frondoso valle que lo rodea, casas típicas, rincones floridos y en lo alto se levanta su Castillo medieval del siglo XIV, que sirvió de refugio y resistencia de los ataques de los soldados castellanos de Pedro el Cruel.
Su iglesia románica dedicada a San Blas del siglo XIII alberga en su interior un magnífico retablo gótico, obra de Blasco de Grañén. Uno de los retablos góticos de mayores dimensiones e importancia de Aragón y permanece desde hace casi 500 años en el mismo lugar.
La época del año dan un encanto especial así como sus rincones y caminos floridos durante casi todo el año. A los pies del pueblo, esta su huerta, regada por las aguas continuas, cristalinas y puras de su manantial Aguallueve.
El Aguallueve, un espectacular manantial con paredes de piedra y musgo que esconde pequeñas grutas en su interior.
Anento estuvo a punto de desaparecer en el siglo XX, su población era de 11 habitantes censados y sólo vivía una persona en el pueblo, un pastor. El ayuntamiento hicieron que las personas que emigraron o sus familiares volvieran a poblarlo y a día de hoy son unos 100.
No dejes de ver:
- Iglesia de San Juan.
- Retablo de Anento.
- Castillo.
- Pinturas y murales.
- Ermita de Sta. Barbara.
- Torreón celtíbero.
Sus gentes son hospitalarias, amantes de la naturaleza y de su pueblo. Anento está rodeado por un entorno natural privilegiado, ideal para realizar actividades al aire libre como senderismo, ciclismo de montaña o simplemente disfrutar de la tranquilidad y belleza del paisaje.