El mundo está plagado de lugares increíbles de vez en cuando alguno de ellos nos sorprende precisamente por su rareza que no dejan indiferente a nadie.
El Tenedor - Suiza
No le falta originalidad. Este tenedor de ocho metros de altura adorna oficialmente las aguas del lago Lemán, en Suiza, desde el año 2009. Lo podemos encontrar en el Quai Perdonnet, en la localidad de Vevey, y algunos ya lo comparan con la Sirenita de Copenhage o el Manneken Pis de Bruselas. Originalmente se colocó aquí de manera temporal con motivo de una exposición de la firma Nestlé, que está situada en este mismo pueblo, pero el monumento tuvo tanto éxito que finalmente se quedó para recordar a los visitantes que están en el hogar de esta histórica firma de productos alimentarios.
La mano del desierto – Atacama, Chile
Llama especialmente la atención. Se trata de esta mano gigante que surge del Desierto de Atacama y que muchos viajeros se detienen a contemplar durante su paso por la Carretera Panamericana. Situada a 75 km al sur de Antofagasta y a 1100 metros sobre el nivel del mar, este famoso monumento es obra del escultor chileno Mario Irarrázabal, quien a través de sus esculturas sobre la figura humana pretende expresar emociones como la soledad, la vulnerabilidad humana o el dolor.
El tiburón de Headington – Oxford, Inglaterra
Un tiburón empotrado en un tejado. El dueño de la casa, Bill Heine, decidió un día protestar contra el uso de la energía nuclear, especialmente después de las bombas de Japón y del accidente de Chernobyl, y decidió canalizar su enfado pidiéndole a un amigo escultor, John Buckley, que incrustase un escualo en el techo de su casa como si de una bomba se tratase. Aunque al principio las autoridades locales quisieron sacarlo porque no tenía permiso, finalmente este tiburón de ocho metros y 200 kilos de peso ha logrado quedarse en su lugar convirtiéndose en toda una atracción turística y un monumento contra la contaminación y la energía nuclear.
El hombre colgado – Praga, República Checa
Si vas caminando por la calle Husova de Praga, en plena ciudad vieja, y te encuentras a un hombre que cuelga de un asta por una sola mano. No es ningún loco a punto de tirarse al vacío sino la estatua de bronce dedicada al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Éste es uno de los monumentos más curiosos de la ciudad y es la obra más famosa del escultor checo Černý.
El buda del templo de primavera – China
Este buda gigante es la estatua más grande del mundO. Sus 128 metros de altura dejan muy por debajo a otros monumentos importantes del planeta, como la Estatua de la Libertad (que prácticamente no le llega ni a la mitad) o el Cristo Redentor (que ni siquiera sobrepasaría su pedestal). Y como os podéis imaginar, su peso tampoco deja indiferente a nadie: nada más y nada menos que… ¡1000 toneladas! Para poder ver a este gigante de cobre tan sólo tenéis que viajar hasta la provincia china de Henan y, de paso, disfrutar de las magníficas aguas termales que brotan en esta zona.