Pueblos con encanto para aislarse en Burgos
En los últimos años, amplias regiones de nuestra geografía han visto su población considerablemente reducida. Esto ha propiciado también un ambiente más íntimo, tranquilo y sin concentraciones masivas en numerosas localidades que se convierten, así, en los destinos perfectos para una escapada lejos del ajetreo y el bullicio de la ciudad.
En la provincia de Burgos, que cuenta con el mayor número de municipios de España, encontramos numerosos ejemplos...
Puentedey, una maravilla de ingeniería natural
Al sur de los canales del Dulla, rodeado por montañas, Puentedey forma, junto a otras poblaciones, parte del término municipal de la Merindad de Valdeporres. En el marco de un paisaje de singular belleza bañado por el río Nela, a nadie deja indiferente su magnífico puente natural. Se trata de una auténtica obra de ingeniería tallada por el propio río, que forma una de las estampas más famosas de la provincia, dando nombre así a la localidad -pues Puentedey significa “puente de Dios”-. Con una bonita arquitectura popular y tradicional, caracterizada por la combinación de hornos de pan, el potro de herrar y algunos edificios palaciegos, destaca también la muralla medieval y la iglesia parroquial de san Pelayo. En este lugar que maravilla a todo el que lo visita, se pueden realizar numerosas actividades al aire libre, entre ellas senderismo, piragüismo, pesca o espeleología.
Frías, uno de los pueblos más bonitos de España
Al norte de la provincia, a unos 70 kilómetros al norte de la capital burgalesa, Frías se alza como uno de los pueblos medievales más representativos y con más encanto, no solo de Burgos; pertenece a la Asociación de Pueblos Más Bonitos de España. Tierra de guerreros, donde la historia se puede palpar en cada piedra y muy vinculada al origen de Castilla, se encuentra en una posición estratégica a orillas del Ebro y es la puerta de entrada a los valles de Burgos, Vizcaya y Álava. Su núcleo urbano medieval, considerado Conjunto Histórico Artístico, sus casas colgadas y su imponente castillo del siglo X, que corona el municipio desde lo alto de una atalaya, crean una silueta inconfundible en el paisaje.
Naturaleza y patrimonio en Poza de la Sal
En la comarca de La Bureba, al noreste de la provincia de Burgos, en tierras próximas al Parque Natural de los Montes Obarenes, Poza de la Sal es una villa medieval que no pasa desapercibida. Recibe su nombre de las salinas, el motor de su economía durante siglos, y es hoy una bonita aldea de calles empedradas que, junto a las grandes casonas que forman su casco histórico, crea una bonita estampa despertando cierta nostalgia en aquel que la visita. Es el hogar del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, que cuenta con un Espacio Medio Ambiental con su nombre, punto de partida del itinerario interpretativo ‘Tras las huellas de Félix’. La ruta discurre en torno a tres ejes temáticos: el pueblo, las salinas y el páramo, y pasa por edificios de carácter histórico como la iglesia de San Cosme y San Damián, declarado Monumento Histórico-Artístico, o la Plaza Vieja, caracterizada por sus inconfundibles soportales medievales.
Oña, baluarte del esplendor de Castilla
A los pies del río Oca, entre la meseta y la cornisa cantábrica, la población de Oña emerge extendiendo sus casas a lo largo de empinadas calles que se desarrollan alrededor del Monasterio de San Salvador. Bastión extraordinario del arte y la historia, este magnífico edificio alberga los sepulcros de los reyes y condes de Castilla y Navarra. Junto a otros edificios de carácter religioso y civil, marca la personalidad única de un lugar que muestra orgulloso el esplendor de su pasado con muestras como la iglesia de San Juan, el arco de la Estrella, la Torre de San Juan o la antigua judería. También es de visita imprescindible el Jardín Secreto de Oña, que forma parte de los antiguos jardines del monasterio, donde hoy se hallan exposiciones temporales de arte contemporáneo, además de una piscifactoría del siglo XVI.