Además, el turismo de interior ofrecerá a los viajeros una garantía de seguridad y el acceso a una sanidad conocida y accesible, lo que resultará muy valioso en las circunstancias actuales.
Este año, más que nunca, España se abre al viajero autóctono con propuestas asociadas no solo al turismo de playa, sino también a los encantos rurales que ofrece su territorio con gran variedad de paisajes, tradiciones y una amplia oferta gastronómica.
Estos son algunos de los destinos que asegurarán al viajero nacional unos días en el paraíso:
1- Visita a un continente en miniatura en Tenerife y La Gomera (Islas Canarias). Dos islas con buenas conexiones de avión y ferry que ofrecen la mayor diversidad paisajística y de biodiversidad a nivel nacional. Estos paraísos cercanos a la Península ofrecen experiencias exóticas que van mucho más allá del Teide y las playas que lideran el imaginario colectivo. Hechas para unos pocos, ambas islas son perfectas para huir de las rutas convencionales y animarse a conocer monumentos naturales fruto de la erosión volcánica, como la Playa de Benijo; piscinas creadas por la lava, como el Charco de la Laja; degustaciones gastronómicas en auténticos guachinches; vinos que envejecen en el fondo del mar, como los de la bodega submarina de Arico; caseríos al filo del abismo, como el de Masca, o uno de los bosques maduros más importantes del mundo con más de mil años de antigüedad, en el Parque Nacional de Garajonay. Tenerife es el quinto destino más reservado por los españoles para viajar este verano, así como la isla canaria más popular para los viajeros españoles.
2- Aires mediterráneos en Menorca (Islas Baleares). Conectada por ferry con la mayor isla de Baleares, Mallorca, y por avión con la Península, Menorca es una pequeña isla que recibe menos visitas que su hermana más próxima e Ibiza. Una visita a su capital, Mahón, que tiene poco más de 28.000 habitantes, permitirá al viajero disfrutar de la esencia del Mediterráneo que se respira en países como Italia o Grecia sin traspasar las fronteras nacionales. Con uno de los puertos naturales mejor valorados del mundo, la capital acoge en verano su particular Festival de Música d´Estiu y hace las delicias gastronómicas del visitante con su tradicional mahonesa, su caldereta de langosta y sus embutidos menorquines. Además, proporciona acceso en vehículo privado a calas y playas de ensueño y a pueblos de pescadores que marcan la diferencia.
3- Viaje al fin de la tierra en Galicia. Las ciudades de Vigo y Santiago de Compostela ofrecen conexiones aéreas con algunas de las principales capitales españolas, como Madrid o Barcelona. La región continúa siendo un misterio para muchos viajeros, que todavía no se han animado a explorar sus bosques y playas vírgenes. Una propuesta de viaje alternativo para la temporada post Covid-19 incluye la visita a una de las gastronomías más ricas de todo el país, pero también a los faros y playas ubicados en lo que se conoce como “el fin del mundo”. Los romanos pensaban que este era el punto más occidental de la Tierra y, por lo tanto, que todo se acababa aquí. Es lo que se conoce como el "finis terrae", y esconde secretos únicos de la abrupta Costa da Morte: paisajes agrarios, playas salvajes y puestas de sol imposibles de igualar.
4- Agroturismo en País Vasco. Cuna del agroturismo en España, País Vasco, que conecta sus principales capitales con el resto de España gracias al avión, ofrece algunos de los mejores paisajes rurales a nivel nacional. Los lugareños recomiendan recorrer a pie algunas de sus rutas más emblemáticas, que dan acceso, en muchos casos, a playas salvajes entre los acantilados y plácidas extensiones de arena que rodean los 300 kilómetros de costa de los que hace gala la comunidad. Un regalo para los sentidos que, con pausas de rigor para probar sus pintxos y txacolís, ofrece rutas de senderismo únicas y planes de aventura como el barranquismo. Algunos rincones imperdibles son el Geoparque de la Costa Vasca, el Salto del Nervión o San Juan de Gaztelugatxe.
5- Desconexión en la Sierra a pocos minutos de Madrid. Muchos viajeros volarán a Madrid desde diversos puntos de España buscando la desconexión que ofrece la Sierra, a pocos minutos en coche desde la vibrante capital. Para quienes quieran combinar la excelente gastronomía de la ciudad con incursiones solitarias en la naturaleza, numerosos espacios naturales protegidos y de alto valor ecológico, como el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, el Parque Regional del Sureste, el Hayedo de Montejo o la Reserva Natural El Regajal-Mar de Ontígola, constituyen perfectos paraísos naturales.