El último Nobel de Literatura, el cantante y compositor Bob Dylan será la estrella en las jornadas de apertura del complejo cultural que se ha construido en medio del Sena, en la capital francesa. Del martes 18 al viernes 21 de abril, durante cuatro días se podrán descubrir todas las facetas de la música y la arquitectura de La Seine Musicale, así como el concierto extraordinario de Bob Dylan el 21 de abril en la pre-inauguración de la gigantesca sala modular con capacidad para entre 4.000 y 6.000 personas.
Un nuevo icono cultural y arquitectónico se añadirá el 22 de abril de este año a los muchos que París ofrece desde hace siglos. Esta vez se trata de un revolucionario proyecto arquitectónico que aprovecha la Isla de Seguin, en el oeste de la ciudad, a no mucha distancia de la Torre Eiffel, para crear una auténtica ciudad de la música, de 35.000 metros cuadrados de extensión, con un auditorio con 1.150 asientos, que se dedicará principalmente a la música clásica, una gran sala polivalente con capacidad para 4.000 personas sentadas o 6.000 de pie, un estudio de grabación, espacios para las empresas, tiendas y un gran jardín de 7.200 metros cuadrados.
El arquitecto japonés Shigeru Ban y el francés Jean de Gastines han diseñado un revolucionario proyecto, sobre los antiguos terrenos que ocupaba una fábrica de Renault, que contempla una gigantesca bóveda de 800 metros cuadrados y destaca sobre el conjunto de edificios, permitiendo que desde el auditorio pueda contemplarse las vistas del Sena y sus alrededores. Todo el plan urbano de la isla ha sido diseñado por Jean Nouvel. El costo anunciado es de 170 millones de euros, de los que 120 son fondos públicos.
La entrada al complejo está presidida por una monumental puerta de cristal, un modelo único en el mundo por su tamaño, con 10 metros de ancho y 10,5 metros de altura y un peso de 5 toneladas, que se abre horizontalmente mediante una unidad hidráulica. El interior es igualmente cool: blanco y gris dominan desde el suelo hasta el techo. Sus curvas se ajustan a la forma de punta de la isla y juegan con los reflejos en el agua. Una gran vela adornada con más de 1.000 metros cuadrados de paneles solares fotovoltaicos gira el torno a la cúpula siguiendo el curso del sol. Todo ello será el nuevo símbolo de la entrada oeste de París reflejando la ambición cultural de
La Seine Musicale y su apuesta por formar parte de un futuro ecológico.
El proyecto del “Valle de la Cultura” de Hauts-de-Seine pretende promover la idea de "cultura para todos" y "excelencia para todos". Se trata de crear o desarrollar espacios para conciertos, exposiciones, instalaciones permanentes o temporales, eventos deportivos o paseos culturales, juegos para niños, restaurantes, tiendas relacionadas con el arte y la cultura. Algo accesible y de calidad al mismo tiempo: una oferta artística, de ocio y de bienestar creado por la iniciativa pública que se renueva constantemente.
Los visitantes pueden salir a las terrazas, pasear por los pasillos y vagar por el gran vestíbulo de 1.700 m2 con bares, tiendas relacionadas con la música y exposiciones culturales renovadas regularmente. En armonía con su entorno natural, La Seine Musicale es respetuoso con el medio ambiente, y su compromiso ha sido validado por varios sellos emitidos por organismos de certificación independientes. Es también un edificio útil que promueve el acceso universal a la música. El lugar ha sido diseñado como un verdadero barrio con varias divisiones centrado en el mundo artístico y musical, el intercambio, la educación y la apertura a todos.
Programación de altura
La Seine Musicale tendrá una orquesta residente que lleva el significativo título de “Insula” que acometerá óperas y conciertos tradicionales pero también quiere explorar nuevas orillas, ya sea digitales, artísticas o educativas. Su ambición es hacer de la isla el punto de partida de una conquista de nuevos públicos a través de formatos de ensayo y conciertos innovadores, incluyendo artistas que proceden del mundo del circo o de la danza
Buen ejemplo de la ambiciosa y ecléctica vocación de La Seine Musicale es la programación de los primeros días. Ya antes de la inauguración oficial, el miércoles 19 de abril se ofrece el concierto de Pick'O'Rama, para niños a partir de 6 años y familias en el que se muestra un panorama de todo lo que ha sido capaz de producir la escena de la música anglosajona en los últimos treinta años: pop, hip-hop, electro, rock, garage... También habrá talleres participativos en torno a la creación de sonidos en asociación con las producciones y visitas de las familias para descubrir la arquitectura del complejo. El sábado 22 se producirá la inauguración oficial con un concierto de la Orchestra Insula bajo la dirección de Laurence Equilbey, con obras de Mozart, Weber, Beethoven interpretadas por grandes artistas franceses.
Las propuestas de La Seine Musicale se unen a las de más de 140 teatros y salas de espectáculos de París que ofrecen grandes producciones temáticas, comedias musicales, ballets, óperas, circos, one man shows, representaciones teatrales... Y a las de decenas de clubes, café-concerts y lugares inesperados con programaciones de calidad donde escuchar jazz, rock, canción francesa, electro, música clásica, coros, músicas del mundo, etc.
El París más vanguardista
La renovación integral de la Isla de Seguin es uno más de los muchos proyectos arquitectónicos y urbanísticos que París está acometiendo, muchos de los cuales han sido inaugurados recientemente o verán la luz en breve. Se trata de proyectos iconoclastas, grandes obras urbanísticas y también edificios polémicos... de la mano de los arquitectos de mayor renombre mundial y dotados con presupuestos millonarios. Entre ellos destacan la Fundación Vuitton, en el Bosque de Boulogne al sudoeste de la capital francesa, que se ha convertido ya en la ineludible cita con el Arte contemporáneo, con un edificio de Frank Gehry y un presupuesto de más de 100 millones de euros. Texturas transparentes para un edificio en forma de nube cuyo principal elemento exterior es el cristal. En el interior, varias salas de exposiciones, once galerías, un auditorio y un programa que ya se revela como imprescindible del arte en la Ciudad de la Luz. También Philharmonie, inaugurada en 2015, que es el súmmum de la arquitectura moderna, obra de Jean Nouvel el arquitecto estrella encargado de concebir el que es el mayor auditorio de música de Francia y “casa” de la orquesta de París, con cerca de 387 millones de presupuesto, la Philharmonie es una de las salas de conciertos más caras de mundo. El propio Jean Nouvel, autor de otros proyectos emblemáticos del universo arquitectónico parisino, como el Museo de Quai Branly o el Instituto del Mundo Árabe, ha confesado que se trata de la obra más prestigiosa de su carrera.
Menos aceptación tiene la Tour Triangle, diseñada por el prestigioso grupo de arquitectos suizo Herzog & De Meuron, uno de los pocos rascacielos levantados en París en los últimos 40 años, con sus 180 metros de altura y 92.200 metros cuadrados de superficie, denunciado por grupos ecologistas y rechazado por la mitad de los parisinos. Pero sus defensores esgrimen que la torre, que se situará en el Parque de Exposiciones de Versalles, cumple con todas las reglamentaciones medioambientales y será un elemento clave de dinamización económica de la zona. El edifico contará con un hotel, cientos de oficinas, miradores con vistas panorámicas y podrá ser atravesado de lado a lado por los viandantes. En principio, se inaugurará en 2018.
Igualmente polémico es el nuevo juzgado en París, Porte de Clichy que puede ser abierto el próximo año. Esta vez es el arquitecto Renzo Piano, co-autor del Centro Pompidou y ganador del prestigioso premio Pritzker, el encargado de uno de los proyectos arquitectónicos más audaces que se desarrollarán en la capital francesa durante los próximos tiempos: un nuevo Palacio de Justicia que se ubicará en la zona de Clichy. El edificio, una torre de 160 metros, estará compuesto por un zócalo transparente sobre el que se erigirán tres torres de cristal superpuestas y separadas por jardines que representarán casi una hectárea de zona verde en el cielo parisino. Como su autor la describe, el nuevo edificio de justicia será
“una ciudad vertical que superpone las funciones como un mil hojas”. Pero los abogados y juristas parisinos no han recibido la noticia con igual entusiasmo y ya han interpuesto varios recursos para impedir su forzosa “emigración” del centro histórico al barrio de Batignolles-Clichy, que roza la periferia de la ciudad.